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I, II, III, IV

I.

Mis ojos totalmente perdidos ante la ventana de la habitación se sienten posados sobre una postal.

¿Qué será eso que traigo con las ventanas que últimamente acabo perdida ante ellas?. Es curioso porque la mayoría de las personas que conozco traen algo con las puertas, pero a mi, a mi en lo particular las puertas no me encantan, siento que cuando éstas se cierran bloquean mis ideas y limitan mi pensamiento, bloquean mi forma de fluir con lo que está afuera. Me bloquean a mí.

¡Pufff! en definitiva preferiría una casa sin puertas, ni muchos muros, me fascina la idea de pensar que una habitación puede ser otra o todas pueden ser una a conformidad de quien la habita.

II.

He vuelto a mirar el cuadro completo de la ventana y me doy cuenta que la han recorrido , supongo que mis primos quieren que todos disfrutemos mejor de la vista.

III.

Me voy acercando poco a poco al marco de la ventana, quiero contemplar de cerca los maizales, mientras hago un intento fallido por reconocer que tipo de árbol es el que está a la derecha.

Me encantan los árboles, pero no soy buena reconociéndolos.

IV.

Miro la vía de madera como esperando que un tren aparezca y haga para mi la vista aún más perfecta.

Ningún tren aparece, así que tomo la foto con un tren en mi cabeza y cambio de habitación.


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