13 / 07 / 2017
- Nadxii
- 13 jul 2017
- 1 Min. de lectura

Que extraño, es encontrarme sorprendida ante la ventana de un desconocido. ¿Cómo puede ser posible ver tanto de mí en el espacio de otro?. Me he quedado parada admirando los colores que parecen míos y que juegan con el sol dentro y fuera de la casa; no quiero gesticular palabra alguna durante los siguientes minutos, como si no quisiera perderme ningún detalle de este encuentro conmigo. He pensado en sacar el móvil, para capturar el momento, para no dejar que se vaya; y ahora, mientras voy tomando las fotos pienso, que existen lugares tan hermosos y fotografiables como éste o la casa de mi abuela, que no importan los megapixeles con los que mi cámara cuenta , que no importan la exposiciones de luz o las saturaciones para que cualquier toma para mí sea perfecta. Y entonces, me detengo de nuevo y lo repienso, ¿será quizá, que hay lugares que nos parecen hermosos porque en ellos he aprendido a abrazarnos?
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